El Vía Christi de
Junín de los Andes es imperdible. En él se representa la vida de Jesús en paralelo a la historia de "la conquista", el sojuzgamiento de los pueblos originarios, las injusticias, el hambre, las guerras... A la vez que aparece la esperanza representada por aquellos que han dedicado su vida por el bien de la humanidad. Los modelos de las enormes estatuas son habitantes de Junín, muchos de ellos de origen mapuche. Así en la escena que representa el "lavado de los pies a los discípulos" Jesús lava los pies de Doña Rosa Cañicul, una pillán cuyén (mujer sagrada para su comunidad) que accedió a posar pese a la creencia de su pueblo que se deja el alma en esa situaciones. Lo hizo como una ofrenda de paz y de unión de las comunidades (mapuche y blanca). Cada vez que se inaugura una nueva estación, Doña Rosa se hace presente con su cultrúm para bendecirla junto con el sacerdote católico y cada uno lo hace de acuerdo a su fe.
Desde que estoy en la zona he ido 4 veces al Vía Christi y les aseguro que independientemente de que se profese o no una creencia religiosa, es imposible no emocionarse.