Por centenares de años, la Cittadella Nicolaiana, por motivos de seguridad, ha sido circundada por sólidas paredes interrumpidas por tres puertas que permitieron la entrada: desde Via Palazzo di Città, del arco angevino y de Via Vanese. La Basílica es a su vez circundada por tres plazas, hoy en continuación directa entre ellos, resultado de los trabajos de restauración ejecutados en el siglo pasado que han modificado significativamente la instalación urbanística.