Fernando volvió a escapar a
Sicilia donde, de acuerdo con Gran
Bretaña, transformó la isla en un protectorado. Después de veinte años de guerra entre la
Francia napoleónica y el resto de las naciones europeas, el Congreso de
Viena, iniciado en 1814 y concluido en 1815, basó la reorganización del viejo continente en el «principio de legitimidad» por el que se devolvían las tierras a sus antiguos monarcas.