Se trata de un templo neobizantino del siglo XX. Destaca su tejado, decorado con pinturas, al que se accede desde el museo de la planta baja, primero por un ascensor y después por una estrecha escalera. Nosotros no subimos y eso hará que, si todo va bien, pronto volvamos pues hemos leído que merece la pena. Desde el monte de Santa Luzia podrás contemplar unas vistas impresionantes sobre la costa y el valle del
Lima. Para subir hasta él puedes utilizar el funicular que sale desde cerca de la estación de trenes (nos hacía ilusión, pero también quedará pendiente para cuando regresemos).