La cultura pampeana transita una línea temporal que se inicia en la Prehistoria. Es
La Pampa prearaucana, la de los cazadores y recolectores, transhumantes, que dejó un legado al que podemos asomarnos por el trabajo de los investigadores. Testimonian estos primeros hechos culturales algunos restos arqueológicos que tuvieron cabida en la vida cotidiana y conformaron las primeras expresiones de la cultura pampeana. Pero los legados más cercanos a nuestro tiempo corresponden a la pampa araucanizada, después del proceso de transculturación que se completó hacia fines del siglo XVIII. Como herencia de esas expresiones se encuentran en aleros y cuevas, pinturas rupestres realizadas por aquellos primeros pintores de La Pampa, que desde el anonimato de su trabajo nos legaron algunos rasgos del mundo espiritual. En la artesanía del tejido, en las figuras y puntos de sus matras, también se reflejan valores estéticos que superaron las centurias.
Junto a la araucanización, en forma esporádica y en hechos puntuales (tránsito de viajeros, avanzadas militares...) llega la influencia hispano criolla, a la que se suma la de otros países europeos, que se torna contundente cuando La Pampa se mensura y se dispone la tierra para la explotación agropecuaria.
"... El aporte indígena a la identidad cultural pampeana no es sólo el uso de las boleadoras como herramienta de trabajo campero, ni el léxico o la toponimia regional, ni tal o cual impronta fonética en el habla (particularmente rural), ni la receta culinaria de una challa o de un curanto, ni la paciente maravilla de los telares paisanos..." (APE, "La Pampa, poblamiento y cultura"). Es, para La Pampa, una de las hebras fundamentales del entretejido de su cultura, recogida, transmitida, recreada permanentemente por plásticos, músicos, escritores, narradores...
hora bien, el poblamiento actual responde a una complejidad que reúne lo criollo aborigen y lo europeo, sustentando la pampeanidad, mezcla de sangres y culturas que se expresan en la rugosa epidermis de esta provincia que fue y es de tránsito por su posición estratégica en el contexto nacional. Ello la torna privilegiada por el interjuego enriquecedor que produce ese múltiple circuito de influencias. Su pluralidad hoy se manifiesta en expresiones muy amplias que abonan a la conformación y consolidación de su patrimonio cultural.
El patrimonio cultural, basado en lo natural y en lo antrópico, se visualiza en reservas naturales como las del Parque Luro o Lihuel Calel, en los sitios arqueológicos estudiados y conocidos a través de publicaciones y colecciones de restos líticos, exhibidas en los museos, en las represas de Cerro Los Viejos, en la Manzana Saleciana de General Acha, congregación religiosa que aportó al conocimiento del interior profundo de La Pampa. También en los pisaderos de Victorica, antecedente de la primera urbanización provincial o en el Teatro Español de Santa Rosa que, entre otros, se destaca por su valor arquitectónico. Asimismo se expresa en las lagunas que se diseminan en la provincia, asociadas al poblamiento milenario, ya que señalizaban los puntos de anclaje de los pueblos en una zona escasa en aguas, o aportaban recursos valiosos para la vida cotidiana, como Salinas Grandes.
La cultura pampeana ha ido encontrando su fisonomía a través de una diversidad de idiomas, costumbres, ideas. Así, el desarrollo de las expresiones artísticas –artes, literatura, artesanías- también logró una marcada expansión, nutriéndose en las raíces regionales, pero admitiendo siempre una síntesis con lo universal y con las manifestaciones de vanguardia. La perspectiva temporal muestra cómo la expresión en este sentido se va perfilando en La Pampa con caracteres propios
En sus comienzos tanto la literatura como la plástica cumplieron un rol documental. En este sentido, la música acompañó la creación literaria en la que confluyeron el decir de los migrantes, las experiencias de vida, las costumbres y los relatos orales. A medida que la sociedad se va consolidando, los artistas, los escritores, los pensadores, debaten acerca de cómo expresar lo que ven y sienten, captando la visión de mundo del hombre pampeano, surgiendo así un enfoque particular, testimonial, que mira el paisaje desde una óptica impresionista, en el que la figura humana y el cromatismo tienen un papel protagónico.
Es necesario señalar que es muy fuerte en los creadores pampeanos su condición de latinoamericanos, transfiriéndose esto a la plástica, a la música, a la lírica y a la narrativa. Paulatinamente, quienes emplean el arte como medio de expresión se organizan y agrupan, motivados por la necesidad de investigar y preservar los rasgos propios como así también consolidar los circuitos de comunicación artística. A partir de la poesía regional, los músicos componen obras folklóricas con influencia de la música cuyana y del sur argentino. Pero en este contexto diversificado y plural, el rock, el jazz y la música clásica tienen últimamente un espacio afianzado. En el campo de las artesanías se da también la constante que observamos en las otras expresiones: perviven en ellas elementos de las culturas aborígenes conjuntamente con los aportes culturales criollos y europeos. El desarrollo del conocimiento ha permitido a La Pampa trascender a nivel nacional e internacional a través de pensadores, investigadores, educadores y artistas, quienes han logrado la dinámica síntesis cultural que identifica a la pampeanidad.