valle de orosi, Orosí

Historia

Orosi es una de las comunidades más antiguas de Costa Rica. Antes de la llegada de los españoles a Costa Rica, el Valle de Orosi se encontraba habitado por indígenas de etnia Caribe, huetares y viceitas, de cultura perteneciente al Área Intermedia, que habitaban el lugar en el momento del arribo español en el siglo XVI.

La región de Orosi fue explorada en 1561 por Diego de Velázquez y Quiñonez y Vera Bustamante, tenientes del licenciado Juan de Cavallón y Arboleda, primer conquistador de Costa Rica. A la llegada de los españoles, en Orosi reinaba el monarca huetar Xarcopa, cuyos súbditos se ofendieron con los conquistadores por la posesión de su maíz. Tras la llegada del adelantado Juan Vázquez de Coronado en 1562, un cacique de la zona, de nombre Orocay (de quien se cree proviene el nombre Orosi) prestó juramento de obediencia a éste. Vázquez de Coronado incluyó al pueblo de Orosi como parte de Ujarrás. En 1569 el pueblo fue dado en encomienda por el gobernador Perafán de Ribera, con 150 indígenas. En 1570, con la fundación de la parroquia de Ujarrás, se inició la evangelización franciscana, cuyos frailes realizaban la labor en condiciones de suma pobreza, fundando pequeñas ermitas en los valles de Orosi y Ujarrás. Aún así, el cultivo del cacao y el tabaco intensificó la colonización española. En los años de 1614, 1690 y 1694 la aparición de varias epidemias devastó a casi todas las poblaciones a lo largo del valle del río Reventazón. El pueblo se extinguió en el siglo XVII, pero fue repoblado en el XVIII por los misioneros franciscanos con indígenas de la etnia cabécar traídos desde Talamanca.

En 1743, se construyó el Convento de Padres Franciscanos de Orosi (hoy Museo de Arte Religioso de San José de Orosi), y en 1753 se erigió la parroquia. En 1766 se finalizó la construcción del templo, hecho de adobe y cañabrava, que subsiste hasta nuestros días. En 1846, los franciscanos abandonaron el pueblo, dejando el templo al cuidado del sacerdote de Paraíso. Ya para esta fecha se inicia la actividad cafetalera en la región del valle de Orosi. En 1920, el templo fue declarado Patrimonio Nacional, y se reactivó la parroquia con el regreso de los padres franciscanos para hacerse cargo del mismo hasta 1996, cuando pasó a manos de los diocesanos. Entre 1973 y 1980, se realizaron restauraciones en el templo y el convento y se inauguró el Museo de Arte Religioso.

Cultura

Iglesia

Iglesia de San José de Orosi.
Vista de la fachada principal.
Vista de la fachada principal.
Detalle de la torre ubicada al costado noroeste.
Detalle de la torre ubicada al costado noroeste.
El convento, el jardín de hortensias y el sepulcro.
El convento, el jardín de hortensias y el sepulcro.

Orosi posee una de las pocas iglesias de Costa Rica que datan de la época de la dominación española, construida en 1767 y cuyo patrono es San José. Este templo colonial, uno de los más antiguos del país, fue declarado Patrimonio Nacional el 13 de abril de 1920, y Monumento Nacional en 1985.

La construcción de la ermita inició en 1743 y finalizó en 1766, y formó parte de otras 12 ermitas construidas en la región por los misioneros franciscanos Antonio Margil y Melchor López, quienes iniciaron la evangelización en la región de Talamanca en 1689 con la fundación del poblado de San José Cabécar. De estas 12 ermitas, solamente el templo de Orosi subsiste hasta la actualidad. Diez años después de la llegada de los frailes, en 1699, los indígenas que habitaban la reducción de Orosi fueron trasladados a Ujarrás, por considerarse el lugar (Orosi) «enfermizo» debido a dos epidemias en 1690 y 1694. En 1753, con la erección de la parroquia de Orosi, pero especialmente en 1755, con las revueltas indígenas en Talamanca y el fracaso de los franciscanos en evangelizar esa región, los misioneros repueblan el lugar con indígenas cabécares, que en 1763 alcanzan los 300 habitantes. El templo, abandonado a partir de 1846 con la partida de los franciscanos, comienza a ser restaurado en 1973 bajo el impulso de fray Ginés Dima Mateos, hasta que en 1986 empieza a ser administrado por los frailes diocesanos.

La iglesia colonial de Orosi cuenta con la particularidad de que mira hacia el oriente, a diferencia de la mayoría de los templos católicos. Esta situación es explicada a través de una leyenda local, según la cual, tras la destrucción del templo de San José en la comunidad de Cabécar, como consecuencia de las revueltas indígenas lideradas por Pablo Presbere en 1709, los padres franciscanos que habían huido llevándose la imagen del santo erigieron una ermita de paja en Orosi, la cual fue destruida en dos ocasiones por inundaciones del río Reventazón. Tras continuas oraciones, se comprendió que la iglesia debía ser construida a la inversa, de modo que la imagen de San José pudiese mirar siempre hacia el oriente, hacia las montañas de su «amado Cabécar», con lo cual ni las inundaciones ni los consecuentes terremotos en la región de Cartago pudieron derrumbar el antiguo recinto.

El templo de Orosi, fabricado en gruesas paredes de adobe, posee una línea arquitectónica sencilla que le da un aspecto humilde y a la vez sobrio. Posee una fachada blanca de forma triangular, que sostiene un techo a dos aguas hecho de tejas. Destaca una sólida torre blanca adosada al costado noroeste del edificio principal, donde se encuentra el campanario. La planta basilical se encuentra dividida en tres pequeñas naves con pavimento de ladrillo y pilastras de cedro con base de piedra que sostienen un techo artesonado de tablones de madera, originalmente hecho de cañabrava. Posee dos capillas: la Bautismal y la de las Ánimas, ubicadas en la nave izquierda. El retablo mayor con la imagen de San José se encuentra en la nave central. Dos retablos rematan los muros en las naves laterales, mientras que la sacristía a la derecha da paso al convento, con forma de «L», al costado sureste del templo. El espacio delante de la fachada del templo y el patio del convento se encuentran ocupados por un tupido jardín de hortensias. En el patio del convento, se encuentra un sepulcro. Un vano en forma de arco, hecho en la época actual, sirve de entrada al recinto