Vivienda reconstruida, Sarlat-la-Canéda

Claro, el triunfo de unos reflejado en la magnificencia de sus viviendas con altos torreones, era la envidia de los demás. Y estos, que no querían ser menos se encrespaban cada vez que pasaban cerca y acababan comprando sus propias mansiones. Montoncito a montoncito, Sarlat se convirtió en la ciudad más bonita. Yo creo que Sarlat se luce al caer el sol, cuando la oscuridad poco a poco se va adueñando de los estrechos callejones, cuando el cielo estrellado poco a poco se va dejando ver y cuando, de pronto, encienden la iluminación nocturna que como por arte de magia te transporta hasta la época de los Tres Mosqueteros.
(7 de Julio de 2006)