El claustro se construyó en la primera mitad del siglo XII, así como también el resto de estancias monásticas, como la sala capitular, el refectorio y el dormitorio, que ocupaban una veintena de monjes. El priorato fue decayendo y en 1592 fue secularizado, pasando todos sus bienes a la diócesis de Solsona que los conservaría hasta 1896. La aplicación de esta decisión se hizo efectiva en el año 1612 cuando muere Jaume Serra, el último prior de Serrabona.