Junto al ayuntamiento se situaba, en la época medieval, la cárcel de la ciudad. En ella no venían a cumplir condena muchos reos, ya que las leyes dictaban, por ejemplo, que cuando alguien cometía un delito de robo, la primera vez le cortaban una mano; la segunda vez, la otra, y así sucesivamente con el brazo…Cuando se producía una muerte, decapitaban al culpable.