Esto atrajo al lugar, por las numerosas ventajas fiscales, a nobles y familias importantes que comienzan a establecerse allí, construyendo bonitos palacetes y casonas. Esta prosperidad acaba cuando en 1738 que el Vicomté de Turenne fue vendido a Luis XV para pagar las deudas del último heredero. Las ventajas fiscales se pierden y muchas de las casas se abandonaron y se fueron deteriorando paulatinamente. A partir de que la Iglesia se catalogase como Monumento histórico en 1905, la localidad va recuperándose de nuevo gracias a la Sociedad de Amigos de Collonges que a partir de 1960 comenzó a revivir.

(7 de Julio de 2006)