Antiguo vizcondado, hoy día inscrito en la lista de los pueblos más bellos de
Francia, la villa de Turenne ha conservado numerosas huellas de su rico pasado medieval: el castillo del siglo XIII, la casa del Senescal, la puerta de Mauriolles o la casa de los Canónigos son algunos de los testimonios más relevantes. Los amantes de las piedras antiguas quedarán encantados paseando por el centro del pueblo, subiendo por las pintorescas y empinadas calles rodeadas de bonitas casas que conducen hasta el majestuoso castillo encaramado en lo alto de la colina.