Casita con flores, Rocamadour

La cripta de la basílica guarda las reliquias de San Amador, encontradas en 1166. De estilo románico, consta de una sola nave y en la restauración de 1858, dirigida por el padre Chevalt, apenas sufrió alteraciones. Según la leyenda difundida por los benedictinos, San Amador fue un ermitaño que vivió en el actual Santuario de Rocamadour o Rocamador. Según la leyenda, la espada que apareció inscrustada en las rocas sería Durandal, puesta por el propio Roldán para que no cayese en manos de sus enemigos. Roldán partió de Rocamadour para atravesar los Pirineos, pero murió en Roncesvalles (resultando improbable la veracidad de esta leyenda).
(3 de Julio de 2006)