Detalle del claustro de la Basílica Menor de San Trófimo, Arles

El lugar preferido para presentar estas prédicas visuales son los capiteles de portadas, ventanales y claustros, alcanzando su máxima expresión en las portadas de las iglesias, que adquieren el valor de un auténtico "escaparate" público y permanente en el que la acumulación decorativa se muestra como toda una declaración de los principios religiosos imperantes en la época, determinados por el temor a un Dios vigilante e implacable, según un programa iconográfico meticulosamente calculado para atemorizar y aleccionar a los fieles.
(7 de Abril de 2009)