Desde la galería superior el claustro de la Basílica Menor, Arles

Aunque en el siglo XIX un tipo holandés de pelo rojo se peleó con un francés de origen peruano y este le cortó la oreja, siendo esta una de las trifulcas más famosas de la historia del arte universal. Como el holandés era un artista con un alto concepto de sí mismo considero que sería todo un honor poseer el pabellón auditivo de su persona, así que se lo regaló a una prostituta llamada Raquel. Se desconoce si fue un acto de generosidad o a cambio de algún favorcillo.
(7 de Abril de 2009)