Baldosas todas distintas y una con las llaves de San Pedro símbolo papal en el palacio Papal, Avignon

El prestigio del papado sufrió un duro golpe con el traslado a Avignon y una sucesión de 7 pontífices que arrastraron a la Iglesia a una decadencia durante los 67 años (1309-1377) que permaneció la sede de la Iglesia en esta ciudad. Para ser justos, el cambio de las pestilentes aguas del Tiber por las cristalinas aguas del Ródano y las inmundas ciénagas plagadas de cólera y tifus de Roma por la perfumada campiña de Provenza, fue beneficioso. No todos los papas de Avignon fueron débiles e ineptos. En 1342, subió al pontificado el monje benedictino Pierre Roger de Beaufort, arzobispo de Rúan y canciller del rey de Francia. Este papa pagano, que carecía de malicia y principios morales gobernó con el nombre de Clemente VI. El papa deseaba la felicidad de los fieles y no reparaba en gastos para lograrlo, era incapaz de negar sus favores, incluso en el lecho.
(8 de Abril de 2009)