Parte de la ciudad medieval, Les Baux-de-Provence

Las tierras bajas de los Alpilles alrededor de Les Baux están cubiertas de pinos, cipreses y abundantes olivares y viñedos. Les Baux produce tres aceites de oliva AOC y tres vinos AOC: tinto, rosado y blanco (este último fue promovido a un AOC en 2011). Pero a medida que te acercas al pueblo, este exuberante paisaje da paso a enormes rocas con formas monstruosas talladas por la erosión y el viento. La leyenda dice que los brujos y los espíritus malignos habitan en las cuevas y grietas. En la región de Provenza, en el siglo X, los señores de los Baux erigieron un magnífico castillo, que hoy es un paseo ineludible de la comuna Les Baux-de-Provence. Siglos más adelante, entre el XII y el XIII, la cultura y la política de la región se dio cita en este suntuoso escenario, y todo el halo de esa historia es lo que hoy hace del castillo un lugar encantador. La edad de oro del castillo fue el siglo XV, cuando los señores de Les Baux fueron reemplazados por los condes de Provenza. Durante estos años, la actividad política registrada en su interior le dio gran importancia, y lo constituyó además en el centro artístico por excelencia. En el siglo XVI, las guerras de la religión hicieron que se abandonara el lugar, y en 1633 Luis XIII ordenó su destrucción. Afortunadamente, son muchos los vestigios que aún permanecen en pie, y aunque la residencia sólo podamos imaginarla, sí es posible reconstruir la historia a partir de todo aquello que la rodeaba. Ubicado en la cima de un acantilado, el Château des Baux domina las vistas de toda la localidad. La torre del Homenaje, del siglo XIII, es la figura más imponente, y se recorta contra el cielo en excelente estado de conservación. Otras importantes vistas del castillo son la Capilla de Saint-Blaise, de arquitectura romanesca y dedicada al patrono de la ciudad, y la Capilla de Santa Catalina, que protege simbólicamente la entrada al castillo.
(9 de Abril de 2009)