La Tarasca, Tarascon

Una vez que terminó con la fiera que era el azote de la comarca, Marta decidió dedicarse al ayuno y la oración en aquel bosque; pronto se le unieron varias mujeres. Edificó entonces un templo dedicado a la Virgen María y un convento anexo en el que todas ellas organizaron su vida en comunidad a base de penitencia y oración. En una oportunidad que Marta se hallaba predicando en Avignon ocurrió que se encontraban a la orilla de un río. En la orilla opuesta había un joven que desde su lugar no escuchaba bien la prédica; como no disponía de embarcación alguna, se decidió a cruzar el río a nado, pero a poco de iniciar la travesía, fue arrastrado por la corriente y murió ahogado. Dos días después de su muerte, lograron encontrar su cuerpo y sacarlo fuera del río. Tan pronto como lo extrajeron, lo llevaron junto a la santa, lo dejaron tendido a sus pies y le pidieron que lo resucitara. Marta se postró en tierra con los brazos en cruz, y pidió a Jesús que así como había resucitado a Lázaro también resucitara al joven, para que así movidos por el milagro se convirtieran a la fe los que allí se encontraban. Terminada la oración, tomó al joven de las manos y lo levantó del suelo, resucitado. El joven al volver a la vida recibió el bautismo.
(9 de Abril de 2009)