Las ciudades griegas de la
Campania, desprotegidas frente a estos aguerridos invasores, pidieron ayuda a Roma, que había repelido a los reyes etruscos y concluido la conquista del
Lacio. Nápoles, ocupada en el 328 a. C., recibió el estatuto de ciudad aliada, y conservó en el seno de l República romana su característica propia de antigua ciudad griega.