En los siglos X y XI, el desmoronamiento del orden feudal arrastró consigo las antiguas divisiones políticas de
Campania: el ducado lombardo de Benevento fue escindido en tres principados independientes, mientras que los ducados bizantinos, prácticamente independientes de la tutela imperial, se mantenían en Gaeta, Nápoles, Sorrento y Amalfi.