Plaza de San Marcos, Venecia

Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, está situado en un conjunto de islas en la laguna de Venecia, en el norte del mar Adriático.
La ciudad está construida sobre un archipiélago de 118 pequeñas islas unidas entre sí por 455 puentes, si incluimos las islas de Murano y Burano.
Se llega a Venecia desde tierra firme por el Puente de la Libertad, que desde la vecina ciudad de Mestre accede al Piazzale Roma.
En el interior de la ciudad no hay tráfico rodado, siendo, a excepción de la navegación por los canales que separan a las islas, una ciudad totalmente peatonal. El transporte colectivo se realiza mediante embarcaciones transbordadoras conocidas como vaporettos.
Sus canales componen un gran entramado a modo de calles que parten del Gran Canal, gran vía por donde discurren multitud de embarcaciones, grandes y pequeñas, las más conocidas de las cuales son las llamadas góndolas.
Venecia fue fundada en el siglo V, aprovechando su particular geografía, que le daba protección contra los ataques de los pueblos germanos. Inicialmente se encontraba bajo el gobierno del Imperio Romano de Oriente, es decir de Constantinopla, pero poco a poco llegó a independizarse de aquél.
Durante varios siglos, constituida en ciudad-estado, se especializó en la navegación y desarrolló un poderío marítimo que le permitió dominar el comercio mediterráneo. Debido a su ubicación en la encrucijada entre grandes imperios, ocupó una posición dominante en el comercio con los reinos de China e India. Hasta 1797 fue capital de la República de Venecia (conocida como La Serenissima). Al frente de la ciudad, a pesar de constituirse nominalmente como república, se encontraba una especie de monarquía electiva (el dux o dogo), quien dirigía junto a otros órganos de gobierno la vida de la ciudad y de sus posesiones.
Después de una época de dominación francesa y austríaca, Venecia fue incorporada a Italia en 1866.
Desde su fundación, la ciudad ha sufrido los efectos de inundaciones periódicas. En la actualidad la ciudad afronta una grave amenaza por las repetidas inundaciones. En primavera y otoño tiene lugar la llamada acqua alta (marea alta), dos veces al día, que inunda completamente la Plaza de San Marcos.