Río Guadiana barco y Ayamonte, Vila Real de Santo António

Y también con playas de excelente calidad. Interminables arenales, limitados por acantilados dorados, islas casi desiertas que marcan la frontera entre Ria Formosa y el mar, o pequeñas bahías, resguardadas por las rocas. El océano, con todos sus tonos de azul, casi siempre tranquilo y cálido, invita a largos baños y a la práctica de los deportes náuticos. Y también está la sierra. En la que las personas viven en armonía con la naturaleza y mantienen tradiciones que les gusta compartir. Y las ciudades. Silves conserva vestigios del pasado árabe y Lagos de la época de los Descubrimientos. Más cosmopolitas, Portimão y Albufeira viven días y noches llenos de animación. Tavira es un escaparate de la arquitectura tradicional y Faro, la puerta de entrada a la región, merece una visita pausada para conocer su bellísimo centro histórico. Para relajarse, nada mejor que los distintos tipos de tratamientos en los spas y centros de talasoterapia, y en las Termas de Monchique. También hay muchos campos de golf premiados internacionalmente en los que podemos relajarnos mientras practicamos algo de ejercicio. Y hoteles, urbanizaciones y complejos, desde los más sencillos a los más sofisticados. Un amplio abanico que tiene en común el auténtico gusto por la hospitalidad.
(22 de Abril de 2019)