La sencillez del exterior contrasta con la soberbia decoración de la iglesia que se encuentra en su interior. La iglesia es de planta de una sola nave y crucero de cruz latina con capillas a los lados. Lo más destacado del interior ornamentado es el altar dorado y tallado de Nuestra Señora del Rosario de José Alvares de Araújo que data de finales del siglo XVIII. Observe las conchas, flores y volutas finamente renderizadas en el diseño que es un maravilloso ejemplo del rococó portugués.