Roque-Gageac es pequeño, cálido y acogedor, en parte por sus angostos espacios que no simplifican el paso a automóviles, pero que te invitan a conocer el pueblo navegando a través del río Dordoña, sin prisas y con mucho sol si vas en verano (no olvides la gorra y el protector solar), podrás conocer el tamaño del pueblo, además de ver entender parte de su historia con lo que te cuenten los locales. Si decides subir al barco podrás apreciar a la distancia diferentes castillos y el toque medieval que define al pueblo con sus techos puntiagudos, además de la Châpelle Saint Julien. Este lugar conserva el misterio de su historia en la que se defendían de los ataque vikingos, sin embargo, te sobrarán caminos estrechos y escaleras para sacar una buena fotografía.

(2 de Julio de 2006)