Pueblo medieval, Sarlat-la-Canéda

Esa estatus se mostraba construyendo torres entre los edificios: cuando un comerciante se hacía rico compraba el edificio colindante a su casa y construía una torre entre los dos. La torre servía como acceso –normalmente albergaba una escalera de caracol en su interior– y de fachada señorial a la nueva vivienda –en algunos casos, una vez atravesada la puerta no había nada más que la propia escalera–. Mientras pasees por Sarlat, levanta la cabeza, descubrirás muchas de esas torres.
(2 de Julio de 2006)