Hacia el jardín, Béziers

Del cementerio al centro hay un trayecto no demasiado largo en el que ya empiezo a conocer algunas de las partes más bonitas de Béziers, que tiene sobre todo dos zonas históricas muy diferentes, pero igualmente atractivas. La primera es la que rodea la catedral y trepa hasta ella por la pequeña colina cuya cima ocupa el templo. Calles estrechas y en curva que se abren en pequeñas plazas en las que es posible elevar la mirada y disfrutar del cielo azul. Calles de casas sencillas, altas y algo desgastadas, con fachadas que toman colores intensos al caer la tarde y que forman un conjunto muy atractivo por el que pasear en soledad. Junto a la catedral se abre una explanada amplia que contrasta con las calles estrechas por las que llegamos a ella. Allí, dando la espalda a la curiosa fachada que de no ser por el enorme rosetón se podría confundir con la de un pequeño castillo, el panorama se expande y hace visible una enorme llanura de campos verdes y pequeños pueblos que se pierden casi hasta el infinito. Un paisaje muy francés, vaya, que sólo se rompe por la mancha azul del Orb y la algo más marrón del Canal du Midi. ¡Y qué hermosa es Francia desde la catedral de Béziers!
(10 de Abril de 2009)