Languedoc es una región rica en historia romana. Pézenas (o Piscenae, que refleja la vida marina que se encuentra fosilizada en piedras locales) se fundó durante este período. La ciudad tenía muchas lujosas villas romanas y grandes propiedades ubicadas cerca de la importante ciudad romana de Narbonensis (Narbonne) y Via Dometica que conectaba Italia con España. En la Edad Media, los templarios y luego los hospitalarios de San Juan de Jerusalén eran muy activos en la ciudad, secaban las marismas para crear tierras cultivables y construían muchos edificios en el centro de la ciudad. Pero no fue hasta principios del siglo XVII que Pézenas estuvo en plena marcha y se convirtió en la capital de Languedoc, así como la sede de los gobernadores de Languedoc, una posición mantenida durante aproximadamente un siglo. El escritor Molière vivió en la ciudad en ese momento. Escribió algunas de sus obras más famosas (por ejemplo, Don Juan) y dirigió el Teatro Ilustre. Luis XIV, que visitó la ciudad durante este período, su estancia en el hotel Lacoste es ahora una galería de arte en un sitio histórico excepcional. La ciudad y la región experimentaron otro período de riqueza durante el siglo XIX, gracias a los viñedos y al comercio de vinos. A mediados del siglo XIX, la desastrosa Phylloxera, una enfermedad causada por un tipo de áfido, devastó la mayoría de las vides francesas. Languedoc fue la primera región en Francia en reemplazar sus viñedos con variedades resistentes del Nuevo Mundo, y por lo tanto disfrutó de una riqueza excepcional. En la zona, muchos castillos y mansiones datan de esta época. El siglo XX fue menos proliferativo para Languedoc-Rosellón. La región se convierte en una de las más pobres de Francia. Fue solo a finales del siglo XX, con el drenaje de pantanos y el turismo masivo, que el desarrollo y el progreso continuaron. La importancia histórica de la ciudad y sus tesoros arquitectónicos fueron finalmente reconocidos en 1965, cuando el gobierno comenzó a renovar y restaurar gran parte del centro histórico. Pézenas ahora vive del turismo, la producción de vino y sus artes y antigüedades. Es una de las ciudades más dinámicas y sin duda las más bellas del sur de Francia.

(10 de Abril de 2009)