Se encuentra en un valle profundo, en la confluencia de dos ríos, Cady y Tet, al pie del Macizo del Canigó, que separa a
Francia de
España.
Durante su paseo en este pueblo lleno de encanto y autenticidad, tomará calles muy estrechas, podrá admirar hermosas casas con muchos detalles arquitectónicos, puede ir a la Iglesia de St. Jacques, que se extiende a lo largo de la plaza principal donde se detiene para hacer un recorrido en casas convertidas en tiendas de souvenirs, telas o cerámica.