Detalle escultura en la catedral de Saint-Étienne, Cahors

Una de las cúpulas está decorada con frescos del siglo XVI, que representan la lapidación de san Esteban y ocho profetas montados cada uno sobre un animal, a la manera de los dioses griegos o hindúes. Además de este fresco, numerosas pinturas medievales están colocadas sobre los muros del edificio. Esteban fue un diácono de la Iglesia primigenia de Jerusalén y protomártir del cristianismo. Se granjeó la enemistad de varias sinagogas por sus enseñanzas. En su juicio, Esteban dio un largo discurso criticando a las autoridades judías que le juzgaban. Fue condenado a la lapidación. Su martirio fue contemplado por Saulo de Tarso, un fariseo que, posteriormente, se convirtió en uno de los apóstoles de Jesús.
(5 de Julio de 2006)