Detalle virgen encima del arco, Conques

Conforme se fue diciendo que ocurrían milagros, se añadieron la corona de oro, los pendientes, el trono de oro, la obra de filigrana y camafeos y joyas, la mayor parte donaciones de peregrinos. En el siglo XIV se añadieron al trono un par de bolas de cristal y sus monturas. En el siglo XVI se le sumaron brazos y manos de plata, y en el XVIII zapatos de bronce, y de bronce también placas sobre las rodillas. Puede admirarse también la A de Carlomagno en plata dorada recubriendo la madera: según cuenta la tradición legendaria, el emperador tenía veinticuatro letras de oro creadas para ser entregadas a los monasterios de su reino. Atribuyó a la de Conques la letra A, como símbolo de la excelencia de la misma, indicando que esta era su favorita.
(6 de Julio de 2006)