Pequeño pueblo medieval con sus elegantes edificios de piedra blanca, sus sinuosas calles adoquinadas y sus casas con bonitas contraventanas azul cielo. Este pueblo es realmente propicio para pasear: pasear con la nariz en el aire, disfrutar de la calma y ser sorprendido por hermosos detalles arquitectónicos. Pasa por debajo de un porche, descubre un callejón sin salida escondido… No faltan las sorpresas en Martel. Y este pequeño remanso de paz también recibe el sobrenombre de “la ciudad de las siete torres”. El paseo en Martel nos lleva por las antiguas calles empedradas que serpentean entre las torres del pueblo. Al final de la estrecha rue Mercière revela el centro de la ciudad con la magnífica Place des Consuls.

(3 de Julio de 2006)