Entre vegetación, Rocamadour

Se cuenta que aquí pasó mucho tiempo un ermitaño, San Amador, cuyo cuerpo fue encontrado incorrupto –según rememora una leyenda- por monjes benedictinos en el siglo XII. De ahí deriva el nombre de esta localidad de Francia: la roca de Amador. Por cierto, resulta curioso descubrir sobre la tumba de San Amador una espada clavada en la piedra. Se dice que fue la misma que perteneció al caballero Roldán, comandante de Carlomagno. Además de los ya citados, esta localidad posee 5 santuarios más, todos ellos construidos en la roca. El lugar pone a prueba nuestra forma física, porque si queremos alcanzar esta zona sagrada nos hemos de animar a subir los más de 200 escalones que nos llevan hasta ella desde la plaza. Afortunadamente, también disponemos de la opción de tomar uno de los pequeños elevadores instalados para este fin.
(3 de Julio de 2006)