Cuando se asocia el turismo con un pueblo o lugar rural el resultado puede irse de las manos llegando a ser muy artificial, alterado y "souvenirístico". Pero en Saint-Cirq-Lapopie viven 207 habitantes que, por mucho que se dediquen al sector turístico, pasan sus días y hacen su vida en las viejas casas, cultivan sus pequeños huertos y se dan a la artesanía. Sus calles son ratoneras, nerviosas e incómodas para los coches. Es por ello que son peatonales para todo extranjero que no sea de aquí. Por lo tanto, la respuesta es un sí como un piano.