Detalle en el claustro de la Basílica de San Trófimo, Arles

El punto de partida se encuentra en los tímidos ensayos prerrománicos ejercitados por los pueblos bárbaros —ostrogodos, francos, lombardos y visigodos— que apenas cultivaron la escultura monumental tan característica del legado grecorromano, limitándose a realizar, junto a sofisticados trabajos de orfebrería, obras de pequeño formato de carácter ornamental que recogían algunas influencias del lejano Bizancio, imperio que fuera depositario del legado clásico.
(7 de Abril de 2009)