Detalle sepulcro de Santa Marta en la Colegiata Real de Santa Marta, Tarascon

Santa Marta, por mandamiento de san Maximino y su hermana la Magdalena, se afincó en este lugar, predicando y convirtiendo a la gente. Fundó un gran convento de monjas e hizo una gran iglesia, en honor de santa María Virgen, que por amor de Dios vivieron una vida muy áspera, pues no comían al día más de una vez, y no comían carne ni huevos ni queso ni bebían vino. Cien veces al día y otras tantas por la noche hacían oración. Una vez, que estaba santa Marta en Aviñón predicando al pueblo entre la ciudad y el Ródano, un muchacho que estaba en la otra orilla del río, deseando oirla, quiso cruzarlo pero no había ninguna barca y entonces lo intentó nadando, pero la fuerza de la corriente se lo llevó y se ahogó. Al cabo de dos días hallaron el cuerpo y los parientes se lo pusieron a los pies de la santa, con saña, diciéndole que lo resucitase. Y ella, echándose en tierra en forma de cruz, rogó a Dios, diciendo así: “Señor Jesucristo, resucitaste a mi hermano, que Tú mucho amabas, hace ya tiempo, y fuiste mi huésped, que yo mucho amé. Señor, ten piedad de mí, que soy pecadora, y estoy en esta cuita. Señor, afirma la fe de estas gentes que aquí están esperándote, y resucita a este muchacho para que todos conozcan tu poder”. Y tomándole por la mano se levantó vivo y sano, bautizándole ante el pueblo.
(9 de Abril de 2009)
Me alegro que te guste
Muy bonito escenario