A mediados del siglo xix había en la península itálica siete Estados, tres de los cuales completamente independientes: el Reino de las Dos Sicilias, el Reino de
Cerdeña y los Estados Pontificios, mientras, los otros cuatro, se encontraban bajo dominio austriaco, de los cuales uno de manera directa: el Reino Lombardo
Veneto, y los restantes tres de manera indrecta: los ducados de Parma y Módena y el Gran Ducado de
Toscana.