Escuela primaria Juancito Martínez del Algarrobo S. S.
Turiño-Méndez, Chicho y María Teresa
Familia revolucionaria del Algarrobo.
Mis padres simpatizaron desde el primer momento con los Rebeldes. Recuerdo a mi papá y otros vecinos con sus bestias, trasladando desde El Hogar de la Gloria hasta el Campamento Central del Directorio en Dos Arroyos, el busto de Martí y muebles para construir allí una escuelita, que supe después la nombraron Joe Westbrook, o el día de la llegada del Che a Algarrobo el 20 de octubre de 1958 preparando todo para recibir en la casa un pelotón, el de Armando Acosta Cordero, y poniendo a disposición de la tropa lo que teníamos. El regocijo que sintió. Mi padre aunque asistió poco a la escuela de niño, era analfabeto. Sin embargo interpretaba muy bien las ideas que trasmitían algunos Rebeldes acerca de lo que haría la Revolución en el poder, algunos hablaban del socialismo y él no se porque vía tenía alguna influencia de los conceptos de Blas Roca y Gaspar Jorge García Galló. En mi casa habían unas conferencias de Galló, que leí siendo adolescente donde inculcaba conceptos éticos, de modestia y sencillez. Cuando triunfó la Revolución él amarraba en el freno de su mulo una pequeña tirita color rojo y nos decía que eso era "comunismo". Jamás tuvo una flaqueza en sus ideas a pesar de que es bien conocido que estábamos rodeados de contrarevolucionarios, empezando por Osvaldo Ramírez y Evelio Duque Millar. Osvaldo en la etapa revolucionaria prácticamente "no salía de mi casa" como suele decirse en esa zona cuando alguien visita mucho un lugar. Evelio era vecino pues le había comprado la finca a mis tíos Lila y Justo, además era mi padrino. El Quiche Jaime, los Tardíos, todos esos matones eran de mi zona y muchos otros que no simpatizaban con la revolución, pero a mi papá no había quien lo confundiera, incluso no había quien se atreviera a proponerle un cambio de actitud. Vivía muy orgulloso de mi y de Rafael que nos hicimos militantes del PCC muy jóvenes. Poco antes de morir me repitió una frase que siempre me decía " no me olvides que la que te hizo revolucionaria fui yo". Fue la tumba con una mancha en su conducta que no pertenecía a él y lamento no haber tenido yo la preparación que adquirí con la Revolución para haberlo defendido. Resulta que allá por la década del 60 trasladaban de una granja a otra mucho ganado perteneciente al Estado, por el camino real, tenía el hierro de "LV 29". Un buen día apareció una añoja en la finca de mi papá y él se dirigió a las granjas cercanas para saber a cual pertenecía y no aparecía el dueño. Evaro Salinas que era presidente de una cooperativa que se creó por allá le sugirió que la dejara ahí hasta que apareciera de quien era. GRAN ERROR, debió soltarla al camino real. Pasaron meses, tal vez años y un fatídico día llegó Primitivo mi hermano, que venía de la parte de atrás de la finca acompañado de un niño que habíamos adoptado, hijo de un tal Venancio, informando que la vaca se había desnucado. Inmediatamente mi papá ensilló su mula y fue a informarle a Evaro Salina quien el dijo que repartiera la carne a todo el vecindario. Así se hizo. El cuero como de costumbre se puso a secar y terminado el secado se envolvió y se colgó en el rancho del maíz no en la parte invisible, sino delante a la vista de todos. Pasaron cinco años y hubo alguien, que incluso no simpatizaba con la Revolución pero era una persona honesta y se había criado entre nosotros, que le dijo "Chicho quite ese cuero de ahí que tiene el hierro del Estado". Nada más. Mi papá parece que no interpretó el mensaje y como no tenía nada que ocultar dejó el cuero donde mismo estaba. Cuero que cinco (5) años después sirvió de prueba para que lo acusaran, no sabemos quien de "sacrificio ilícito de ganado vacuno". Evaro Salinas, tal vez por temor a su mala decisión negó saber del asunto. Por lo que cumplió 6 meses con internamiento en una granja para reclusos y mi hermano Primitivo un año. Si hubiera pedido a Salina en su momento una constancia de su decisión y si hubiera desaparecido aquel cuero no habría evidencias. Pero como persona honesta y que jamás robó estaba muy despreocupado. Sintió que se había cometido una gran injusticia pero jamás jamás hubo un resquemor con la justicia revolucionaria, eso no melló en nada sus principios y sí le achacó siempre esa delación tan tardía a alguien que se hacía el revolucionario y no lo era quería ganarse simpatías para ocultar sus faltas, mientras no se "tragaba" a mi papá por revolucionario. Pero esa persona al final terminó como debía todos sabemos ya declaradamente que colaboraba con los bandidos, lo trasladaron para Pinar del Río y de ahí emigró a Miami. Entonces aquella persona que alertó a mi padre parece que conocía que se estaba tramando la denuncia. Un sacrificio ilícito de ganado en aquel momento en el Algarrobo no tenía razón de ser ni para los ladrones, por más que no existían personas así en toda la comarca. El más pobre materialmente, era rico espiritualmente. Jamás vi yo tanta carne en Algarrobo y Limones Cantero como en esa época. En Limones, como fruto de la Revolución, los carniceros, como Clemente García, sacrificaban el ganado para repartirlo a la comarca. Lunes a lunes todos los vecinos acudían con sus alforjas en las monturas para recibir la carne de res. Era tanta que se unía una semana con otra y teníamos que salarla, porque nadie tenía refrigerador en aquel momento. ¿Va mi papá que pasó tanta miseria en el capitalismo como campesino pobre "a matarle una vaca a Fidel", como solía decir. En la década 60-70 hubo políticas de entrega voluntaria de la tierra en aquella zona. Hoy considero eso un error pues fue una de las razones por la que se despobló la montaña y tuvimos que acudir al Plan Turquino. Mi papá entregó la suya para venir a vivir conmigo a la Habana adonde me habían asignado una vez graduada en la Base Granma como militar. Recibió una pensión vitalicia y como tuvo una vida bastante larga (87 años) decía que "Fidel le había pagado más de la cuenta por su finquita". No dejó nunca de escuchar los discursos de Fidel y siempre repetía dos cosas: Si la vida de Fidel dependiera de la mía se la daba toda para que dure muchos años" y la otra "quisiera vivir muchos años para ver todo lo que hace". ... (ver texto completo)
Familias de Algarrobo.
Los Turiño.
La familia Turiño es prolija en Algarrobo. De ella soy descendiente. Mi abuelo Fausto Turiño (Don Fausto) se casó con Rosa Rodríguez (Doña Rosita). No se por que razón Don Fausto tenía varias caballerías de tierra (debió ser por herencia) dedicadas al cultivo del café y frutos menores que dio en heredad a sus 8 hijos con similar cantidad de terreno. Cada uno le puso nombre a su finca (la de mi papá se llamaba "Finca mis Padres" en Quemado Angulo, contiguo a Algarrobo). ... (ver texto completo)
En el sitio de localidades de Cuba, Algarrobo Sancti Spíritus, en la Enciclopedia ECURED hay un error al plantear que "con el paso de los rebeldes por esa zona en la lucha contra bandidos, encabezada por el Che". El paso del Che por allí no fue en la lucha contra bandidos, sino cuando llegó al Escambray procedente de Oriente con su columna No. 8 Ciro Redondo.
Agradecería se corriera ese error. Muchas gracias.
Cuando el Ché llegó a Algarrobo.
TteCor Eulalia H Turiño Méndez

Cuando el Che llegó a Algarrobo el 20 de octubre de 1958, tenía yo entonces 8 años, recuerdo que los campesinos revolucionarios acogieron en sus casas a miembros de su tropa. A la casa de mis padres Fausto Dictino Turiño Rodríguez (Chicho) y María Teresa Méndez Castilla (costurera de la zona que brindó sus servicios a las guerrillas del Directorio y del 26 de julio que operaban en aquellos parajes), fue enviado el pelotón que comandaba Armando Acosta Cordero. No olvido los pies semi descalzos y lesionados de sus integrantes. Mi familia toda se puso a disposición de aquellos hombres para alimentarlos y cobijarlos, las viandas y no recuerdo si arroz y frijoles fueron cortesía de la casa y la carne era de una res sacrificada y donada, según he oído después, por Carlos Manuel Lorenzo, otro campesino de la zona. Mi casa era bastante amplia, hecha y cobijada con tablas y pencas de palma real, el piso de tierra. Los rebeldes amarraron sus hamacas en el portal, sala, comedor, cocina y el rancho donde se guardaban frutos de la cosecha, sobre todo maíz. Por primera vez oí la palabra "posta" en referencia a los que estaban de guardia, aunque en aquel momento no comprendí el significado. Había alguien sancionado en aquella tropa a la que no se le permitía comer, pero mis padres a "escondidas" le llevaron su plato de comida. Al día siguiente se les brindó desayuno con leche de vaca y café y listos para partir, Armando Acosta le pidió a mi padre que le prestara una bestia con sus arreo. Mi padre le prestó su mulo, la montura y unas espuelas, que eran un recuerdo de su papá y por nada de mundo prestaba a nadie, pero sin pensarlo, no tenía nada que pensar, se las prestó también, pudiendo haberle dados otras. Hubo alguien del barrio que le decía que había fallado, "más nunca recuperarás eso" y mi papá "sí, sí el me devuelve" Armando Acosta le devolvió todo. En mi casa se quedó ese día uno de los rebeldes que estaba enfermo y se reintegró más tarde a la tropa. Después del triunfo, Armando Acosta siguió visitando la zona y demostrando su simpatía por los campesinos. Iba mucho a casa de mi hermana Esnilda, casada con Osvaldo Espinaco Escolarte, en la finca La Gloria. Diez años después ingresé a las Fuerzas Armadas Revolucionarias en la UM 3228, conocida por Base Granma en el Mariel y allí tuve en los años 70 un compañero que era el subdirector de la escuela llamado Roberto Gómez Anzardo. Este me contó que pertenecía al pelotón de Armando Acosta y por tanto fue uno de los hombres a los que miré aquellos pies llagados el 20 de octubre de 1958. Él supo que yo tenía una hermana en Fomento a la que visitaba y en una de mis vacaciones me pidió que llevara un mensaje a alguien, no recuerdo su nombre, que vivía al lado del teatro de Fomento, adonde él había estado cuando el ataque de la tropa del Che al cuartel de ese poblado. Me pidió le preguntara si aún conservaban unas botas, creo que perteneciente al "Vaquerito". Así lo hice. Aquella familia se alegró mucho al tener noticias de Anzardo. Esta no es una memoria aislada, pero no por repetida deja de ser testimonio del apoyo del campesinado cubano a las luchas libertarias de mi lindo país. ... (ver texto completo)