Paisaje, Béziers

En nuestro viaje a Occitania, no podía faltar una visita a esta histórica ciudad. A veces, una localidad queda vinculada para siempre a un hecho histórico o una frase más o menos original. Para bien o para mal. Por los siglos de los siglos. Es el caso de Béziers, donde la historia quiso que en el siglo XIII se pronunciara la cita que encabeza este artículo. Ciertamente es una frase que no tiene nada de broma, igual que las circunstancias que la provocaron. Pero los hechos acontecidos en esta ciudad fueron tan macabros que la cita ha perdurado hasta nuestros días. Béziers es una ciudad muy antigua, con unos 2.700 años de historia. Por aquí han pasado tribus neolíticas, griegos, galos, romanos, visigodos y musulmanes. Pero sin duda, la historia más conocida de Béziers tuvo lugar en el siglo XIII durante la cruzada albigense o cruzada contra los cátaros. Los cátaros consideraban una creación maligna toda la parafernalia, riqueza y boato de la iglesia católica. Defendían la existencia de los principios supremos del bien y el mal, siendo el primero el creador de los espíritus y el segundo el del mundo material. Por tanto, negaban la existencia de un único dios. Además, creían en la reencarnación… Y el colmo: eran vegetarianos (no comían carne ni cualquier derivado procedente de un animal).
(10 de Abril de 2009)