No olvide ir a la Place aux Herbes y refrescarse en la suave sombra de sus arcadas, un paraíso para los amantes de los cafés al aire libre.
En cada giro, descubrirá casas antiguas, portales pesados ​​que se abren en hermosos patios que reflejan un rico pasado donde la aristocracia y la burguesía estaban ansiosas por decorar su ciudad para destilar un cierto arte de vivir. Testigos de esta época problemática, tres mazmorras se alzan sobre las tejas rosadas de la ciudad vieja y son símbolos de los tres poderes que gobernaban esta ciudad. El más pequeño: el calabozo del Rey, luego el del obispo (entre los dos) y el más alto, el del palacio del duque de Uzès, construido posteriormente en estilo renacentista.

(8 de Abril de 2009)