Sepulcro en la Abadía de Saint Pierre, Moissac

En efecto un mar de vidrio refresca los pies de Cristo a quien rodean los cuatro evangelistas (Tetramorfos) y dos querubines, y entre las olas, veinticuatro ancianos que portan en sus manos copas de perfumes e instrumentos musicales, miran extasiados la grandiosidad del Hijo de Dios. La riqueza en los detalles de los pliegues y los drapeados de los ropajes, de los ribetes de predería, y sobre todo, la capacidad de transmitir actitudes de los personajes que dentro y fuera del tímpano reciben al caminante que se adentra en la iglesia, hacen que merezca la pena acercarse a Moissac.
(8 de Julio de 2006)