Vista del lado derecho del interior de la catedral Notre-Dame, Avignon

Así se aceptaba la doctrina conciliarista y se alteraba la constitución de la Iglesia. El decreto sólo puede valorarse dentro del contexto histórico de crisis y tras cuarenta años de cisma. Es cierto que la teoría conciliarista fue defendida por los doctrinarios antipapales como Ockam o Marsilio de Padua, pero la idea de que la Iglesia está formada por Cabeza y miembros, con derechos y deberes era algo extendido desde mucho antes. Juan de París (+1306) sostenía que el papa no es el poseedor único de la potestad en la Iglesia, sino que se extiende también a los miembros, que le transmiten sus derechos al papa elegido por los cardenales. El sustrato de esta teoría se remonta aún más atrás, a los canonistas del siglo XII, para los que el papa podía personalmente errar, aunque la Iglesia no. Y el error papal, obviamente, sólo podrá declararlo un concilio. Además, los argumentos conciliaristas hallaban respaldo en numerosos textos recogidos en las colecciones del Corpus Iuris Canonci. De hecho, los decretalistas hicieron numerosos ejercicios teóricos sobre hipótesis conciliaristas.
(8 de Abril de 2009)