En el siglo XIII adquirió la condición de Villa y a partir de este momento creció económicamente. De aquí partían las mayoría de los barcos que hacían la ruta de las Indias. Esta prosperidad quedó reflejada en su arquitectura y dio lugar a maravillosas casas señoriales, palacios, y monumentos. Desde el siglo XV, la ciudad tuvo que despedir a muchos de sus barcos que se lanzaron un día a explorar nuevos mundos y participaron en las más importantes expediciones marítimas portuguesas.