Detalle en el empiece de un arco en la Abadía, Brantôme

Sus viajes posteriores se limitaron a seguir a la corte y participar en intrigas amorosas y políticas, duelos, rivalidades y asesinatos. En 1584 sufrió una caída de caballo que le obligó a retirarse a sus tierras, donde empezó a escribir para distraerse las memorias que lo han inmortalizado. Esta obra, a menudo escandalosa, gusta, sobre todo, por la candidez con que se encuentra escrita y por la vanidad gascona que desprende el autor. Clasificado como un autor «ligero» por su novela Las damas galantes, escribió también artículos, novelas de viajes, crónicas de guerra y biografías. En casi todos sus escritos destaca un rasgo común: su amor por las mujeres, especialmente por aquellas que ha conocido profundamente: la reina Margot o Catalina de Médicis, por ejemplo.
(4 de Julio de 2006)