Capitel doble con greca floral y figuras en el claustro de la Abadía de Saint Pierre, Moissac

Los niños se encuentran los viernes para el Shabatt delante de las mesas de manteles bordados puestos por Shatta que posee una voluntad férrea e intenta que la vida siga su curso, apoyándose en los rituales y tradiciones judías para exorcizar el horror. Los niños estudian, cantan, juegan, ríen, aprenden a nadar en el Tarn, a andar en bici, celebran las fiestas judías. La vida en la Maison es como una colonia de vacaciones. Se sienten como hermanos, como miembros de una misma familia, todos en las mismas condiciones. Son alimentados, instruidos y queridos. Los niños judíos encuentran refugio en el número 18 del Quai du Port y en sus anexos. Y algo fundamental: esto ocurre con la complicidad de los habitantes de Moissac ante los que no tenían que esconder su identidad. Todo Moissac está al corriente de la existencia de esta comunidad judía. En las escuelas los otros niños saben que son judíos, y los pequeños se pasean por la ciudad de Moissac cantando en grupo cantos hebreos, juegan, se divierten. En el pueblo eran conocidos como “la colonia”. Nadie habló.
(8 de Julio de 2006)